LA COMPETENCIA DIGITAL: ¿ESTAMOS PREPARADOS PARA EL SIGLO XXI?

-
La competencia digital es, sin duda, una habilidad esencial para los ciudadanos del siglo XXI. No solo porque vivimos en un mundo cada vez más interconectado y tecnológico, sino porque esta competencia incluye habilidades que van mucho más allá de saber usar un ordenador o una aplicación.
En España, el reciente informe ICILS 2023 ha puesto de relieve la situación actual en cuanto a competencia digital en el alumnado de secundaria, mostrando datos interesantes que abren interrogantes sobre cómo estamos preparando a los estudiantes para el futuro.

Imagen creada a partir de una imagen de RedPandaAI

España en el panorama europeo

Los resultados de este estudio muestran que el alumnado español de 2º de ESO supera la media europea en competencias digitales, situándose por encima de países como Italia y Grecia. Sin embargo, aún queda camino por recorrer para alcanzar a naciones como Francia y Alemania. A nivel regional, algunas comunidades como Cataluña y Madrid sobresalen en cuanto a habilidades digitales, mientras que otras, como Andalucía y Melilla, se encuentran por debajo de la media. 

Competencia digital: mucho más que uso tecnológico

Es importante entender que la competencia digital implica mucho más que saber manejar dispositivos electrónicos. Esta habilidad abarca la capacidad de pensar críticamente, de ser creativo y de comprender el impacto ético y social de la tecnología. En esencia, se trata de formar ciudadanos capaces de utilizar la tecnología de manera efectiva y responsable. En este sentido, la competencia digital se convierte en un verdadero pilar para la vida y el trabajo en el mundo moderno.

El acceso a herramientas es un factor determinante

Uno de los datos más reveladores del informe es la brecha existente entre estudiantes que cuentan con acceso regular a un ordenador y aquellos que no. Según los datos, los estudiantes que tienen un ordenador en casa alcanzan, en promedio, 34 puntos más en el índice de competencia digital. Este tipo de desigualdades pone de relieve que, en muchos casos, el acceso a herramientas es tan importante como las habilidades en sí. El estudio también muestra que, de manera general, las chicas suelen obtener mejores resultados que los chicos en competencias digitales, lo cual plantea preguntas sobre cómo evolucionará esta tendencia a futuro con las limitaciones que se están ponendo al uso de herramientas digitales en las aulas. 

La competencia lingüística como base de la competencia digital

Un aspecto que a menudo se pasa por alto es que la competencia digital está estrechamente ligada a la competencia lingüística. Expertos, como mi estimado amigo @ramon_besonias, señalan que, para que un estudiante saque el máximo partido a las herramientas digitales, primero necesita comprender, analizar, argumentar y crear. Sin estas bases lingüísticas, el uso de la tecnología pierde efectividad.
Imaginemos un estudiante que realiza una búsqueda en internet. Si no tiene habilidades de comprensión lectora o no sabe evaluar la calidad de las fuentes, será difícil que encuentre información relevante. Lo mismo sucede al interactuar con herramientas de inteligencia artificial, donde la formulación de preguntas claras y bien estructuradas es esencial para obtener respuestas útiles.

Cómo y cuándo desarrollar la competencia digital

El desarrollo de la competencia digital puede comenzar desde edades tempranas, ajustándose obviamente, a las necesidades y capacidades de cada etapa educativa:
  • En Primaria: El objetivo es familiarizar a los niños con la tecnología de manera segura y crítica. Aquí, los estudiantes pueden aprender a distinguir entre información fiable y no fiable. Una actividad eficaz podría ser un juego de “Noticias verdaderas o falsas”, en el cual los alumnos identifican si ciertas noticias son verdaderas o ficticias. Esto les ayuda a desarrollar un pensamiento crítico básico.
  • En Secundaria: La educación digital avanza hacia un enfoque más profundo en el pensamiento crítico y la gestión de información. En esta etapa, los estudiantes necesitan ser capaces de evaluar la credibilidad de las fuentes y gestionar la información de forma autónoma. Un proyecto de investigación sobre un tema social o ambiental, en el que los estudiantes investigan en fuentes digitales y seleccionan las más fiables, puede ser una buena manera de fomentar estas habilidades.

Un desafío para los docentes

La transición hacia un modelo educativo en el que la competencia digital sea fundamental implica desafíos tanto para los docentes como para las familias. Este cambio requiere no solo recursos, sino también formación y un enfoque didáctico diferente. Además, si la competencia digital no se integra de forma práctica en el aula, los estudiantes pueden ver la tecnología como algo accesorio en lugar de considerarla una habilidad fundamental.
Un ejemplo práctico para los docentes podría ser un proyecto en el que los estudiantes exploren los beneficios y riesgos de las redes sociales. Esta actividad fomenta la ética digital y el pensamiento crítico, y permite que los estudiantes analicen y reflexionen sobre su uso de la tecnología de forma real y significativa.

La inteligencia artificial en la educación es...¡un aliado!

imagen que represanta los desafios de la inteligencia artificial.
Imagen creada con RedPandaAI

La inteligencia artificial (IA) es una herramienta emergente que ya ha comenzado a incorporarse en el ámbito educativo. Sin embargo, es importante que los estudiantes aprendan a utilizarla de manera crítica. La IA, bien empleada, puede ser una herramienta muy útil, pero no debe reemplazar el pensamiento reflexivo. Para ello, es clave enseñar a los estudiantes a hacer preguntas eficaces y a evaluar las respuestas que obtienen, promoviendo así un uso de la tecnología que realmente potencie su aprendizaje.

La competencia digital como derecho educativo para en el siglo XXI

La competencia digital, tratada así, no podrá ser una habilidad opcional, sino un derecho básico en el siglo XXI. Preparar a nuestro alumando, a nuestros jóvenes, para un mundo cada vez más tecnológico implica un enfoque equilibrado en el que la tecnología no reemplace el aprendizaje fundamental, sino que lo complemente y lo potencie. Esto permitirá que los estudiantes no solo sepan utilizar herramientas digitales, sino que también entiendan y apliquen el conocimiento de manera ética y creativa.

Así, la competencia digital no es solo una ventaja en el entorno académico y laboral, sino una habilidad esencial para la vida. Nuestros chico y chicas necesitan desarrollar esta competencia de manera integral, con un enfoque en el pensamiento crítico, la ética y el uso responsable de la tecnología. Solo así tendrán herramientas personales para los desafíos de siglo XXI, que se muestra incierto y complejo.

Crear una educación que humanice la tecnología y enseñe a pensar de forma crítica y ética es, sin duda, el reto y la oportunidad de nuestra época.

No hay comentarios

Y tú, ¿Qué opinas?