LA INVASIÓN DEL ALGORITMO. RESEÑA

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Gabelas-Barroso, García- Marín y Apacici (2023). La invasión del algoritmo. Editorial GEDISA.


Estos días de final de curso me han permitido leer el último libro que mi amigo Jose Antonio Gabelas ha liderado la coordinación, titulado “La invasión del algoritmo”,

Se trata de un texto breve, de unas 100 páginas, secuela del titulado El algoritmo de la incertidumbre,  Aparici, R., & Martínez-Pérez, J. (2021)- Editorial GEDISA, también publicado por los miembros de grupo de investigación AlgorAlfa, en el que tres capítulos de este libro, escritos por José Antonio Gabelas, supusieron la antesala del que nos ocupa.

El titulo me provocó cierta zozobra, pues es un libro, como declaran en su introducción, que pretende “suscitar una actitud vigilante alrededor del uso, consumo, mediaciones e interacciones que la sociedad ejercita y produce en torno al postulado de los algoritmos, sus programas y las grandes plataformas tecnológicas”, constituyendo una oportunidad para que los usuarios ”cuestionen la naturalidad con la que usualmente se aceptan”.

Justamente hoy me llamaba la atención la campaña «A un click de ayudarles» de la Asociación Europea para la Transición Digital junto con las Fundaciones Atresmedia y Anar, a la que se ha unido la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), cuyo objetivo es advertir a las familias de los riesgos que los menores afrontan en Internet y de la necesidad de los progenitores de mantener un papel «más activo» ante la actividad online de los menores de edad, y así, alertar de sus riesgos, no solo los conocidos de ciberbullying, la incomunicación o los problemas de autoestima, sino -y esto entronca con la invasión del algoritmo - de las peculiaridades de modelos de negocio de plataformas y las redes sociales, basados en el perfilado de los datos de los menores para su posterior mercantilización a través de la publicidad.

Los autores de “la invasión del algoritmo” dan un paso más y nos advierte de que ellos llaman “el carácter performativo”, es decir, la capacidad de los algoritmos, no solo de, medir la realidad, sino de transformarla”.

¿Qué son los algoritmos? Como Define Aparici en el capítulo que da nombre al libro, se trata de “una herramienta poderosa, tremendamente efectiva en la realización de tareas complejas y repetitivas” de búsqueda de gestión de grandes cantidades de datos que ayudan a tomar decisiones y realizar tareas complejas, “imposibles para los seres humanos”.

Es un texto que, aunque aparentemente habla de términos que no son de uso común de los mortales, enseguida nos damos cuenta que los podemos entender perfectamente, identificándonos con Matías, y observando que el relato creado por Roberto Aparici y Manuel Álvarez, nos lleva inmediatamente a preguntarnos si efectivamente “¿estamos permanentemente observados y vigilados?”, algo muy sencillo de comprobar cuando en casa mantenemos una conversación sobre “placas solares” y los oídos invisibles de nuestros queridos IWach y Alexa, informan con sus algoritmos a las principales empresas del sector para que nos bombardeen información relacionada desde todas nuestras redes sociales.

“La tecnología como nueva religión expone un escenario tecnoutópico que ofrece un escaparate lleno de usos y gratificaciones, promesas y recompensas” como trampa tecnológica que hay que saltar, tal como nos invitan Gabelas y Bordignon en el capítulo 2 y nos pone una analogía que me hizo pensar en mi último regalo tecnológico familiar; “no fue el smartphone el regalo, fui yo ( y mi vida) la regalada a Apple”. Así mis datos sanitarios, mis aficiones, mis dudas y mis miedos, son traducidos por este compañero de mi muñeca a las compañías interesadas en venderme “productos adecuados a mis necesidades”,

PIXABAY. Imagen de Algoritmo, Fotos y Por la máquina. De uso gratuito.


No se trata de asustarnos. Ahora parece que acabamos de descubrir la IA (inteligencia artificial) con el conocidísimo y perturbador (para muchos) ChatGPT, sino que como ya indicaba Boden, (2017) -citado por Aparici- “a finales de la década de 1960, y en algunos casos mucho antes”, ya se estaban concibiendo, e incluso implementando, todos los tipos principales de IA.

Sin duda “hay un desafío en el que entra en juego nuestra libertad” (Gabelas y Bordignon), pero “al fin y al cabo es un producto humano”, siendo clave la relación que establecemos con ese producto y como las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), las transformamos en TRIC (Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación).

¿Por qué, a pesar de todo, confiamos en el algoritmo invasor? Por su naturaleza numérica y objetiva (en oposición a la naturaleza subjetiva de la palabra). Y es que la “confianza resulta fundamental para la especie humana”, y como indican García-Marín y Gabelas en el capítulo 3, “especialmente en las sociedades avanzadas” donde, creo, que los números y la estadística, reina sobremanera como pensamiento científico, basado en los estadísticos tomados como información objetiva de la evidencia, desde una sociedad vindicativa donde los promedios no representan a nada ni a nadie.

En este punto de la lectura del libro nos surge un nuevo interrogante uniendo al carácter performativo del algoritmo al que hacíamos alusión al principio de este relato ¿es el algoritmo el que alimenta su uso? … o son los usos culturales que hacemos del mismo el que acaba construyendo y modificando permanentemente la cadena de números binarios que lo alimentan? Llegamos a una nueva “evidencia” de la mano de García-Marín y Murolo, autores del capitulo 4: los algoritmos no son artefactos tecnológicos, sino culturales, porque se crean, se copian, se simulan y ensalzan o se dejan caer al averno, según su capacidad de contextualización en la cultura predominante donde se imbrican. Somos los usuarios de los mismos los que acabamos, no solo siendo consumidores de la secuencia algorítmica que nos alimenta, sino que, en el fondo, somo prosumidores del mismo, puesto que los habitamos y modificamos aportando toda la ingente cantidad de datos que le aportamos a través de nuestras narrativas vitales. Acabo preguntándome, junto a los autores ¿qué consecuencias acarrea este comportamiento?; ¿cómo poder alfabetizarnos para comprender este mundo mediado y zarandeado como mareas que suben y bajan, por las plataformas?; preguntas que me llevan al capítulo 5: “nos encontramos en un cambio de época que incluye determinadas mutaciones iniciadas hace unas décadas de forma muy opaca, y que cada día estamos naturalizando sin realizar una reflexión profunda de este nuevo periodo”.

¿En qué consiste este cambio de paradigma? “Procedemos de un mundo donde la construcción del conocimiento partía de la escasez” y hemos llegado a un punto donde, no solo los datos, sino los grandes datos, nos saturan “en un contexto de abundancia”.

Unos datos complejos que nos hacen descubrir cosas de nuestro contexto que se mueven por “patrones ocultos” que solo con la evidencia de los datos podemos darles sentido al “caos que es siempre el presente”. Una relación amor-odio muy humana la que tenemos con los datos desde la ciencia. Los datos me dominan, pero los datos me ofrecen visión de libertad, de cambio, de futuro…

A la conclusión de la lectura, los autores me llevan a la conciencia de una “auténtica invasión del algoritmo”, que me obliga a no dejar que me ahogue, a adoptar una postura crítica ante él, a revelarme ante su “dictadura”, a olvidarme del sonambulismo que me dirige siempre al oráculo de Google… a plantarle cara, incluso desde la actitud crítica y clarividente de la formación mediática, a “su raíz oscura y poco transparente” , a su “invisibilidad”...que es el “gran tema”.

PIXABAY. Imagen de Matriz, Espejismo y Hombre. De uso gratuito.


Un libro que nos pone en sobre aviso que la génesis del algoritmo tecnológico es ser opaco, es vigilar al enemigo en guerra, es “configurarse como una gran caja negra” y que ni siquiera “su descifrado” nos libra del impacto que supone en nuestra vida, pero que su aprendizaje, su mirada crítica y vigilante, es necesaria para hacer frente al tsunami que implica su invasión de nuestra vida, aún a sabiendas que “en la era de la incertidumbre en la que nos encontramos” será difícil encontrar zonas de seguridad. A lo mejor solo nos queda sonreír, igual que Matías (Aparici y Álvarez) pensando en que “después de todo, quizá el gran apagón”, sea la solución de todo.😉  

2 comentarios

  1. Excelente reseña, José Blas. Dan ganas de leer el libro (y de apagar los dispositivos...) ;-)
    Pato Sacco

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