Una de las preguntas más frecuentes de los especiliastas en atención a la diversidad cuando hablamos de Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) en contextos reales es:
¿Y entonces qué papel jugamos los especialistas en atención a la diversidad?
Esta duda, que aparece de forma reiterativa, pero muy honesta en muchos claustros, no es una. preocupación menor en el profesorado. Sabemos que quienes ejercen como especialistas —en Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje u otras figuras de apoyo— han sido durante años el sostén de muchos alumnos y alumnas que no podían acceder al currículo por sí solos. Y también sabemos que sienten, a veces, que el enfoque DUA parece diluir su función o desplazar su intervención. Pero, desde nnuestro punto de vista y la experiencia en Aula Desigual tanto en formación como en profundización de los argumentos, nada más lejos de la realidad.
El DUA no es una metodología: es una mirada para diseñar sin barreras
Como explicamos en nuestras acciones formativas, el DUA no es una moda ni una técnica o metodología concreta.
Además de todo una concepción teórica sobre el currículo e investigador de cómo implementarlo, es un marco educativo de diseño, que propone anticiparse a las barreras del aprendizaje y eliminarlas desde el principio, para que todo el alumnado pueda estar presente, acceder, participar y progresar.
Es un hecho constatado por todo el proesorado que diseña desde la perspectiva DUA, que cuando se aplica de forma coherente, muchos obstáculos que antes requerían medidas específicas desaparecen.
Es aquí cuando surgen las dudas: ¿eso no elimina el papel de los especialistas en los centros? Al contrario: lo transforma, refuerza y lo enriquece.
Agentes estratégicos del diseño inclusivo
¿Cuál es entonces el nuevo rol del profesorado especialista? Los especialistas dejan de ser “parches” que aparecen cuando algo falla, para convertirse en agentes estratégicos del diseño inclusivo. Su trabajo se vuelve más preventivo que correctivo. Y eso requiere una participación más profunda en el diseño y la planificación conjunta del aula entre especialistas y tutores/as:
Lejos de desaparecer, el especialista se convierte en imprescindible para que las medidas universales no borren, sino que integren y optimicen los apoyos específicos.
Ahora llega la segunda duda: ¿Y qué pasa con los apoyos individuales o las intervenciones más específicas?
El DUA no sustituye las medidas específicas derivadas de un dictamen, ni elimina los espacios de intervención individualizada cuando son necesarios. Pero sí reduce la necesidad de que estos apoyos sean constantes, porque propone una base común más accesible.
En aquellos casos en los que el alumnado necesite apoyos intensivos en áreas propias del desarrollo—como una reeducación del lenguaje, un programa específico sobre funciones ejecutivas- o sobre autorregulación y acceso, estos seguirán dándose. Y ahí es donde el equipo educativo, en su conjunto, decide y justifica los ajustes razonables que cada persona requiere.
Más allá de los números, la especilización en educación inclusiva es una figura imprescindible para transformar la escuela
Uno de los errores más frecuentes —y más peligrosos— en la organización de los apoyos educativos es vincular la necesidad de especialistas únicamente al número de alumnos con necesidades educativas especiales (NEE). Este enfoque cuantitativo reduce la intervención a una lógica asistencialista, donde el especialista “aparece” solo cuando hay un dictamen.
Pero con DUA los números desaparecen. Si aspiramos a construir una escuela inclusiva de verdad, los especialistas no deben ser “recursos humanos asociados a diagnósticos”, sino figuras clave en los procesos de transformación educativa.
Porque los desafíos de la inclusión no se resuelven aula por aula, caso por caso, sino como proyecto colectivo de centro. Y en ese proyecto, el rol del profesorado especialista es estratégico, tal como describe la siguiente infografía:
No se trata, por tanto, de “si hay muchos o pocos niños con NEE”, sino de si el centro quiere y sabe hacer escuela inclusiva. Y para eso, contar con docentes especialistas no es un lujo: es una necesidad estructural.
Solo así dejaremos atrás el modelo de “remediar lo que no funciona” para avanzar hacia otro más potente: diseñar con visión, actuar en equipo, transformar desde dentro.
¿Qué gana el sistema educativo con esta mirada?
Gana eficacia. Gana coherencia. Gana en inclusión. Y sobre todo, gana una colaboración mucho más profunda entre tutores y especialistas, que deja atrás el modelo de intervención puntual o segregada.
El especialista ya no trabaja “para” el alumno, ni “fuera” del aula. Trabaja con el equipo, con el tutor, con el grupo, desde el principio y desde dentro. Así, DUA no debilita el papel del especialista. Lo fortalece.
Porque ya no se trata de “venir a adaptar lo que otros han diseñado”, sino de diseñar juntos desde el origen.Porque no es lo mismo llegar a resolver problemas que detectar barreras y evitarlas desde el principio.
El DUA no es una medida específica.Es una estrategia organizativa general, que ayuda a optimizar todas las demás.
Y en ese camino, el profesorado especialista no pierde protagonismo. Gana voz, gana impacto, gana futuro.
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