¿QUÉ FUE ANTES, EL HUEVO O LA GALLINA? La dicotomía imposible entre el “saber” y el “saber hacer”

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¿Qué es más importante para la sociedad, el conocimiento o la competencia? En educación no son pocos los debates sañudos sobre si en la escuela debe dedicar más tiempo a la enseñanza del “saber” o la enseñanza del “saber hacer”. Un debate en permanente revisión.

                                                Este articulo ha sido publicado en Aula de innovación educativa. REVISTA AULA .Movimientos de renovación pedagógica emergentes ISSN 1131-995X, Nº 321, NOVIEMBRE 2022, pág. 7

La dicotomía imposible entre el “saber”  y el “saber hacer”


Posiblemente, la forma de aprendizaje más natural y poderosa que existe es a través de la experiencia. Por experiencia nos referimos, no solo a lo que hacemos, sino a lo que hacemos y lo que pensamos sobre lo que hemos hecho. La experiencia entendida como el aprendizaje resultante de la forma cómo las personas percibimos y cómo procesemos y asimilamos lo percibido y entendido: un proceso en permanente circuito en espiral donde “el saber” y “el saber hacer” se retroalimentan constantemente: percepción-acción-reflexión-conceptualización-percepción- acción…

Es cierto que hay evidencias que nos llevan a caer en esta vieja falacia en circulo vicioso. Por un lado, la información sin procesamiento no hace conocimiento y, por otro, sin experiencia previa no puede haber acción ni creación de pensamiento. De una parte, el aprendizaje, en clave memoria, es el residuo del pensamiento, pero de otra, la memoria no se crea sin procesamiento neuronal que cree conexiones sinápticas estables.

También hay certezas que nos indican que cuanto más profundamente procesamos una información, es decir, cuánto más hacemos y pensamos a la vez, más se arraiga en nuestra memoria en forma de conocimiento.

En definitiva, la vieja metáfora: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?

En esta dualidad hemos ido creando en la enseñanza una dicotomía inexistente entre “el saber” y “el saber hacer”, entre aprendizaje/memoria y aprendizaje/competencia, entre experiencia y concepto, como si estos no necesitarán de aquellos y viceversa. Una separación absurda que ha llegado el momento de finalizar.

Es la hora de apostar por una visión dinámica de la enseñanza impulsada por la resolución de la dialéctica entre ambas dimensiones, ya que en su equilibrada yuxtaposición es donde surge el conocimiento: ponemos a prueba el aprendizaje y las ideas desde el saber hacer y utilizamos la retroalimentación para cambiar prácticas y teorías.

Es más, en este enfoque es imprescindible combinar dinámicas de recursos personales y de sistemas de comprensión y de acción que incluyan, no solo “saber” y “saber hacer”, como eje bidimensional del aprendizaje, sino también “saber ser”, como el tercer espacio en juego para darle sentido y humanización al conocimiento.

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