“La educación inclusiva es más que un principio: es un derecho”
José Blas García, maestro, pedagogo y profesor en la Universidad de Murcia (UMU): “Educación solo hay una, aquella que es para todos, sin apellidos y sin apartados. Si queremos apellidarla, pongámosle el adjetivo extraordinaria”, indica Participó en las Jornadas de Educación Inclusiva celebradas por la Consellería de Educación en Santiago.
-¿La educación puede ser no inclusiva?
¿Podríamos entender una educación que fuese adoctrinadora, antidemocrática, racista o antifeminista? El derecho a la libertad individual, a la democracia, a la igualdad sea cual sea tu origen, procedencia o raza o la igualdad entre hombres y mujeres está fuera de toda duda y no consentiríamos “una educación” en otro sentido. Pues bien, la educación inclusiva es también un derecho: el derecho a acceder y participar en la escuela, a aprender de manera social con otros iguales y a aprender y promocionar en la vida de cada cual. Es, mucho más que un principio o una filosofía que guíe la actuación educativa. Un modelo de apoyos y calidad de vida que toma como referencia un enfoque basado en los derechos humanos, declarado y asumido por la ONU en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Por tanto, educación, solo hay una, aquella que es para todos, sin apellidos y sin apartados. Si queremos apellidar a la educación, pongámosle el adjetivo extraordinaria.
- “El aprendizaje o está centrado en el alumnado o no es aprendizaje válido para el que aprende”... leí en tu blog (“Transformar la escuela”).
¿A quién le interesan “cosas” que no les afectan a su vida, que no le emocionan, que se traducen en listados inconexos con la realidad en la que vive? Al diseñar aprendizajes no podemos tomar como referentes un currículo, habitualmente estandarizado y descontextualizado. Centrar el aprendizaje en el alumnado es pensar, por ejemplo, que al aprendiz no le interesan los tipos de bosques, sino, por ejemplo, por qué se queman y como está cambiando la vida en la Tierra por ello, el cambio climático y la escasez de lluvias y restricciones de agua en verano. Cuando el diseño se centra realmente en “las cosas” importantes que queremos (quieren o necesitan) aprender, entonces se hace significativo (conectado, relevante, aplicable) y se hace profundo e importante. Cuando el aprendizaje se centra en los conceptos importantes, entonces los contenidos curriculares (listados, clasificaciones y definiciones) se integran de forma natural.
Desde mi opinión es necesario innovar desde el diálogo constante con la tradición educativa que nos ha traído hasta el momento en el que estamos.
-Si ya en el siglo XVI se hablaba del paidocentrismo (el alumno como centro), ¿por qué tardamos tanto (comunidad educativa, sociedad…) en darnos cuenta? ¿se aplicó por épocas?
Porque hay concepciones distintas de lo que se enseña y , sobretodo, del para qué se enseña. Cada época es mediada por una corriente filosociológica que determina parte de su pensamiento y de su desarrollo cultural. En el siglo de los Derechos Humanos, estamos en un nuevo renacer del humanismo que pone a la persona en el centro. De ahí el tercer pilar que sube a la palestra en las competencias para nuestro siglo: “saber ser”
Así, aunque algunas de estas concepciones pedagógicas se han aplicado en diferentes momentos históricos (en España, por ejemplo dentro del movimiento Escuela Nueva), acontecimientos sociales y políticos que llegaron, variaron su desarrollo porque se modificó el foco del para qué se ensañaba.
En cualquier caso en estos momentos en los que reina el concepto innovación, el mundo es mucho más abierto, más transmetodológico y cualquier profesional de la docencia sabe que el enriquecimiento sistemático de pedagogía, históricamente y en la experiencia personal de cada uno se va acumulado sin dejar nada del pasado y aunando nuevas perspectivas y recursos. Desde mi opinión es necesario innovar desde el diálogo constante con la tradición educativa que nos ha traído hasta el momento en el que estamos.
No se trata tanto de “saber”, sino de ser competente con lo que “sabemos” y utilizar lo que sabemos como “bien común”.
El aprendizaje centrado en el estudiante abarca métodos de enseñanza con un cambio de foco en la instrucción del profesor al estudiante. ¿Crees que ahora caminamos en esa dirección? ¿Qué hace falta?
Absolutamente. Hoy no necesitamos la instrucción como portadora de información. La información está más al alcance de la mano de todos que hace un par de décadas, es mucho más horizontal y está más democratizada. El valor ya no está en tener información sino que lo relevante es transformarla en conocimiento vital, técnico, de mejora social... No se trata tanto de “saber”, sino de ser competente con lo que “sabemos” y utilizar lo que sabemos como “bien común”.
Si hay diferencias entre nosotros en el caminar, en el hablar o en lo que nos sienta bien al comer y lo que no... ¿ por qué no las va a haber en la forma de aprender?
-También leí en tu blog: “el cambio pasa por mirar las diferencias en términos de normalidad”…
Es evidente que lo normal es ser distinto. No tenemos más que mirar de frente a nuestras parejas, hijos o compañeras de trabajo y ver lo diferentes que somos. Eso nos da la posibilidad de pensar que si hay diferencias entre nosotros en el caminar, en el hablar o en lo que nos sienta bien al comer y lo que no... ¿ por qué no las va a haber en la forma de aprender? Por tanto ¿podemos establecer currículas de talla única?
Diseñar un currículo donde todos tengamos cabida es una obligación de cualquier cambio educativo que se desee modificar. Personalizar la enseñanza no pasa por individualizarla (procedimiento costoso e impracticable), consiste en diseñar lecciones a las que cada uno se pueda “agarrar” de manera personalizado a su nivel de desarrollo personal y curricular.
-O incluyes o excluyes, no hay término medio… ¿Es una actitud, transversal en la escuela y en la vida?
En mi vida sí lo es. La metáfora es sencilla: Si quieres incluirme en tu grupo de amigos, no me invites a la fiesta, invítame a bailar en ella. No hay término medio. No me incluyes cuando me invitas a tu fiesta y me dejas fuera de la comida o del baile, pidiéndome que baile solo algunas canciones y explicarme que, como soy un poco arrítmico, cuando todos bailan, yo me siente y solo escuche la música. O me incluyes o me excluyes.
Más profesorado es necesario, esencialmente para bajar el nº de horas lectivas obligatorias y poder dedicar tiempos a coordinación, organización y planificación rigurosa del trabajo
-¿Para una educación inclusiva hace falta más profesionales en las aulas?
Más profesorado es necesario, esencialmente para bajar el nº de horas lectivas obligatorias y poder dedicar tiempos a coordinación, organización y planificación rigurosa del trabajo. La reducción de la ratio profesorado/alumnado es una reivindicación para la mejora de la educación, incuestionable. Pero no solo eso. Si reducimos al binomio inclusión-bajada de ratio la cuestión inclusiva, no estamos enfocando el tema de manera precisa. La bajada de ratio debe ir acompañada de proyectos inclusivos claros, donde la bajada de la ratio implique una estructura organizativa y metodológica inclusiva que lo argumente. Dos docentes en un aula, en coordinación eficaz y en estatus de responsabilidad horizontal ( que es diferente a la idea de uno es el responsable y el otro el apoyo) no solo mejora la atención al alumnado, si no lo que obliga a la cooperación profesional. Este elemento es clave para la mejora inclusiva: grupos de docentes trabajando en con objetivos inclusivos comunes.
-¿Qué recomendaciones daría a los docentes para poner en práctica la educación inclusiva?
La práctica inclusiva es una forma de ver la educación que hemos relatado extensamente. Si hay intencionalidad inclusiva, se produce acercamiento a un modelo basado en la persona como elemento clave de la educación. Pero esto no es suficiente. Tener herramientas metodológicas es clave para ello.
José Blas García, maestro, pedagogo y profesor
Los centros deben lanzar una nueva mirada a sus proyectos, sus modelos organizativos y, si lo creen necesario, reescribirlos bajo la óptica inclusiva.
-¿A los centros?
Los centros deben lanzar una nueva mirada a sus proyectos, sus modelos organizativos y, si lo creen necesario, reescribirlos bajo la óptica inclusiva. Un proyecto consensuado, compartido y explícito es la segunda clave para comenzar, reemprender o continuar el camino inclusivo.
-¿Y a las familias?
Las familias son la tercera clave, la tercera patita del pilar inclusivo. Los docentes necesitamos su apoyo para iniciar el proceso inclusivo. Este proceso implica romper con situaciones dominadas, establecidas y, en cierto modo, emprender un camino de investigación y aprendizaje continuo. No es sencilla la decisión, y sentir una comunidad que confía en tus decisiones es un chute emocional que sirve de bálsamo para tomar mejores decisiones y aprender de los errores que puedan llegar.
-¿Podrías poner un ejemplo de educación inclusiva, con un caso concreto en el que se perciba el “éxito”, por decirlo de algún modo, de trabajar de esta manera?
En el ámbito gallego son pocos los centros que conozco.
Uno de los que tengo referencias es un colegio público de la ciudad de Vigo. Se trata del CEIP Seis do Nadal. Su modelo inclusivo es un modelo del camino que puede seguir la transformación de todos los centros educativos (especiales y ordinarios) para repensarse como centros extraordinarios. Se trata de que cada alumno y alumna recibe la atención específica que necesita y al mismo tiempo pueda participar y socializar de modo natural con sus iguales en un ámbito de diversidad, entendida como cualidad humana y no como problema de este o aquel niño o niña.
Otro referente, aunque este más conocido es O Pelouro. Siempre ( y no desde que apareció en un libro "escuelas que cambian el mundo" ), me gustó, leí y vi documentos gráficos sobre O Pelouro. Me gusta la metáfora que maneja como eslogan de una escuela para todos/as, sin distinción ni etiquetas.
Su filosofía de relación con lo vital, de metodología basadas en proyectos, de empoderamiento del alumnado, de inclusión total...encaja con mi visión de la escuela y me parece que tiene muchos elementos organizativos, metodológicos y filosóficos de los que podemos aprender.
En estos centros no hay magia. Hay trabajo, rigor pedagógico, organización que piensa en todos, estrategias que incluyen...e intención inclusiva.
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