Educación, comunicación y salud es un trinomio amigable para construir una ciudadanía digital, abierta e inclusiva que facilite el derecho, la prevención, el acceso, la participación y la promoción de todos a una vida saludable.
El camino hacia la salud para todos vamos recorriéndolo desde la asunción de que la humanidad tiene como condición innata tanto el derecho a gozar de un medio ambiente adecuado para la preservación de su mejor estado de salud, como, por supuesto, el respeto de cada uno a su propio concepto de proceso salud–enfermedad, dejando que cada cual pueda transitar y crecer en su íntima cosmovisión del mismo. Se trata de un derecho inalienable. Un derecho que pertenece a todas las personas sin importar su condición social, económica, cultural o racial.
La tecnología 2.0 se configura como un aliado indiscutible para este objetivo que las sociedades XXI se han propuesto. Es la propia OMS, en sus diversos foros, la que orienta para que el uso de las TIC en el sector sanitario sea esencial. Una esencialidad que no le viene dada sólo por tratarse de un medio clave para alcanzar los objetivos que las sociedades modernas persiguen (en lo relativo a la creación de entornos, paisajes y escenarios vitales saludables), sino como el camino para hacer realidad la transformación educosanitaria e inclusiva que vemos necesaria en el progreso equilibrado entre la evolución social, el desarrollo de la economía, la cultura de la felicidad y las necesidades de protección y pervivencia personal.
Vistos los consejos de los expertos, no parece descabellado pensar que una buena alfabetización mediática, unida a conceptos de humanización e inclusión (tanto en las situaciones de salud como de enfermedad); de personalización, a través de lo digital, de las necesidades vitales; de relación efectiva y virtual de las tecnologías como herramienta aumentativa (pero nunca sustitutiva de las relaciones físicas de los ciudadanos), nos lleven al concepto de de humanismo digital (desde el macro TRIC) también en el campo de la salud: las TRIC como herramientas capaces de comunicar (informar + relacionar + educar) y facilitar (posibilitar + incluir + construir) procesos de mejorar en el bien estar común y general de la ciudadanía.
Educomunicar: Comunicar y educar en salud
¿Quiénes son los responsables de la formación en salud de los ciudadanos y ciudadanas? ¿Atención primaria desde su ámbito comunitario? ¿Atención hospitalaria desde el ámbito paciente-especialista?¿Las instituciones sanitarias con campañas de publicidad multimedia desde su ámbito de responsabilidad de estado? ¿Los centros educativos desde el ámbito transversal de la “educación para la salud”? ¿Las fundaciones empresariales desde su ámbito de responsabilidad corporativa o como “pose” en busca de sus propios intereses de marketing y de beneficios fiscales?
Es la definición de salud formulada por la OMS la que nos invita a pensar que Educomunicar en salud es el nuevo paradigma que trasciende la idea de “curar” y nos lleva hasta la perspectiva “sanar”; y de promoción de la salud como tarea que no sólo concierne a las instituciones sanitarias sino que implica a cada uno de los ciudadanos: Educomunicar en salud es tarea de todos.
Somos tribu y también ciudadanía individual que construye. Individuos únicos, diversos e irrepetibles, reunidos bajo el álgebra distributivo de las relaciones. Factor R que crea salud en educación transversal, naturalista e inclusiva, elimina límites y crea habitaciones transparentes e interconectadas.
La participación y el desarrollo de aptitudes personales hacia una política sana no es un “invento nuevo”. En los principios acordados en la Carta de Ottawa -1986-, ya se incorpora la comunicación social como una de las estrategias básicas para la Educación para la Salud a la Promoción de la Salud, junto a otras medidas políticas, técnicas, económicas, de acción social, etc.
La educación y comunicación, la educomunicación para la salud es el instrumento poderoso que se pone al servicio y mejora de la salud pública. Un instrumento a través del que podemos facilitar cambios, crear corriente de opinión, establecer canales de comunicación y capacitar a individuos y a colectividades para, con su autorresponsabilidad e implicación, hacerles activos participantes en el rediseño individual, ambiental y organizacional de paisajes de salud desde acciones globalizadoras. Un instrumento cuyo objetivo final es el cambio cultural: la modificación de los comportamientos nocivos y el refuerzo de las actitudes saludables.
Educomunicar en salud se apoya plenamente en potencialidad de la C de TRIC cuando hace énfasis en las posibilidades prosumidoras. La comunicación aporta, no sólo información y conocimiento relevante procedente de la inteligencia horizontal y colectiva, sino una nueva actitud que implica el control de la situación: mi salud y la de los demás está en nuestras mis manos y soy agente activo para su mejora.
Resistencia
No todo está abierto. En este camino hacia la salud para todos, existen resistencias que implican superar el reduccionismo que conlleva la idea de educar a los ciudadanos para la protección y mejora de su situación de enfermedad y es preciso ampliarla al concepto de comunicar para una vida saludable.
Por ello, en los entornos educativos, y también en los sanitarios, ha resurgido un debate en torno al papel de las tecnologías en un campo que todavía no han sido exploradas en todo su potencial: la comunicación como clave de conciencia y participación para la transformación hacia una sociedad más saludable.
En este alianza construida entre educación y salud, entre comunicar y sanar, hay diferencias: mientras que en educación la introducción de las tecnologías ya forma parte de su paisajes cotidiano, en el campo de la salud todavía hay resistencias en la visualización de las posibilidades que ofrece la comunicación y las tecnologías para lograr un mayor impacto en el desarrollo y construcción de la salud y el bienestar social de las poblaciones.
La introducción del factor R relacional en la salud como eje central de la mejora social, se está perfilando como “el salto cuántico”, atrevido y necesario, que transforme el uso de la tecnología reproductiva en el ámbito de la educación para la salud, pasando a otorgarle un papel central en la construcción colectiva y reflexiva en la acción misma, que favorece un cambio de perspectiva: ¿enseñar salud o vivir la salud?
Siempre sí, pero todavía falta.
Es la espiral que nos mantiene atascados. Siempre parece que es el momento de que las instituciones educativas y sanitarias han de realizar esfuerzos conjuntos para preservar la salud y eliminar estereotipos limitantes, pero nunca arrancamos.- Siempre sí. “Eso ya se hace en la escuela”- dicen algunos. Tradicionalmente la educación en salud siempre ha formado parte de los contenidos educativos denominados transversales. “Ya utilizamos los medios”- comentan otros. Las instituciones siempre realizan campañas publicitarias “concienciadoras” de estilos de vida saludable.
- No esperemos. Es preciso construir los puentes que unan las sinergias y espacios comunes, horizontales y accesibles, que nos lleven a un concepto de salud promovida desde una perspectiva diferente: la educomunicación como espacio para aprender, interaccionar, comunicar, compartir y crear salud.
Es preciso romper viejas fórmulas incardinadas en el imaginario sanitario, docente y comunicador para enfrentarnos a las nuevas formas de aprender en salud.
En un entorno TRIC para la salud, el factor R vuelve a ser esencial para la construcción colectiva en salud desde el paradigma de la C comunicación.
Nota: Esta publicación también está compartida en TRICLAB: un espacio de experimentación TRIC
Felicidades por ser finalista del Premio Espiral de Edublogs 2017. Transformar la escuela es uno de nuestros blogs favoritos.
ResponderEliminarMuchas gracias, estimados amigos. Estas menciones nos dan tablas para seguir surfeando por esta realidad educativa que deseamos mejorar. En el mar nos encontramos!! :)
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