- Potenciar la asertividad y empatía. Crear un clima acogedor en el aula ante los intentos comunicativos de todos los alumnos.
- Hablar es bueno. Favorecer un clima de diálogo destacando las reglas básicas: Escuchar mientras los demás hablan; no hablar por los demás; no interrumpir a los demás. Potenciar la idea de que en clase se puede hablar.
- Utilizar estrategias metodológicas que favorezcan la comunicación en el aula. Dinámicas, interacción, agrupamientos...
- Ofrecer modelos de lenguaje fácil de imitar. Proponer estructura de frases simple y evitar ofrecerle gran cantidad de lenguaje. El modelo debe contemplar:
- Hablar lentamente. Más despacio de lo habitual.
- Claramente. Articulando con claridad.
- Pausadamente. Marcando bien las pausas.
Evitar juntar o suprimir los finales de las palabras. Dar pistas sonoras sobre la composición silábica del lenguaje.
- Ofrecer canales de comunicación variados y claros. Procurar hablarle de frente, para que vea nuestra cara, gestos y actitud. Potenciar tanto el lenguaje verbal como el no verbal para la comunicación efectiva.
- El lenguaje en uso. Utilizar el vocabulario en diferentes frases y contextos para que aprenda a usarlo y practicarlo en situaciones apropiadas.
- El error como parte del aprendizaje. No interrumpirle sólo para corregir la articulación o la estructura del lenguaje. Procurar corregir de forma indirecta a través de conversación espontánea.
- Respetar los periodos silenciosos. El lenguaje se utiliza por motivación, nunca por imposición.
- Cuidar la afectividad. No utilizar un lenguaje en tono excesivamente autoritario y con muchos imperativos. Sugerir en vez de ordenar.
- Garantizar que el mensaje llega a todos. Garantizar que entienda lo que se dice (utilizar pistas visuales y gráficas que apoyen los significados) y que les llega en buenas condiciones sonoras.
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