Hace unos meses escribía un post sobre “enseñar a pensar” y me preguntaba sobre si “enseñar a pensar” debiera ser una de las principales misiones de la escuela.
Se trataba de una pregunta retórica pues estoy convencido que uno de los primeros objetivos de cualquier docente debe ser ayudar a que sus alumnos aprendan a pensar:saber pensar como indicador de calidad en educación.
“Vivo la enseñanza como un desafío personal para investigar nuevas formas de comunicación, nuevos caminos para hacer pensar a mis alumnos…” leía hace unos días a José M. Esteve en un artículo en el que reflexionaba sobre “La aventura de ser maestro”: comparto el desafío .En estos tiempos de reválidas constantes es peliagudo argumentar que aprender a pensar implica superar el reduccionismo de igualarlo con tener “buenas notas”. Es complicado difundir la idea sobre la importancia de saber pensar ya que abrir la ventana de libertad, de la creatividad y la autonomía. Es complejo modificar todo esto en una cultura educativa donde se valora hacer lo de siempre, donde se prima la cantidad por la calidad y donde se ignora que los aprendizajes auténticosnecesitan su tiempo.
Al aprender a pensar NO perdemos tiempo,
sino que estamos
rentabilizando futuro, capitalizando pensamiento complejo e invirtiendo en destrezas cognitivas de orden superior.
PIENSO
Cada día comparto experiencias educativas con alumnado muy variado, de distintas procedencias, edades, contextos y características. Compruebo cómo poseen información, manejan con habilidad destrezas algorítmicas, están bien entrenados en estrategias “aprendizajes-examen”, tienen estupenda memoria “usar y tirar” y creen poseer un buen conocimiento (que realmente se traduce simplemente en un conjunto de proposiciones declarativas y conceptuales).
Desde mi punto de vista, saber pensar se dibuja como una competencia transversal imprescindible para los estudiantes de hoy que, en su desarrollo, les empodera y les capacita para adquirir e integrar conocimiento. Un conocimiento que posee tres importantes características:
(a)
Fiabilidad interna, porque se adquiere a través de procesos sistematizados y comprobados como constructores eficaces de conocimiento.
(b)
Pluralidad cultural, porque se promueven a través de la movilización del pensamiento objetivo, analítico y comparativo de la diversidad contextual.
(c)
Validez social, porque se desarrolla en uso y construcción de la mejora de la sociedad.
CONECTO
A aprender a pensar se aprende pensando
Aprendizaje Basado en el Pensamiento -TBL- es una nueva metodología de enseñanza en la que la instrucción en destrezas de pensamiento se infusiona en el contenido del currículum, para que los profesores animen a los alumnos a utilizar estas formas de pensamiento superior para explorar en profundidad lo que ellos están aprendiendo en el currículum general.
Robert Swartz en El Mundo
Aprender a pensar, como proceso didáctico intencional, consiste en la creación, estimulación y movilización por parte del aprendiente de recursos cognitivos que le permitan hacer frente a situaciones de aprendizaje variadas. Para ello es imprescindible que los docentes introduzcamos en los procesos de aprendizaje sistematicidad reflexiva mediante técnicas y estrategias que permitan:una mayor y mejor actitud hacia la tarea; una eficaz comprensión de la información y un impulso decidido hacia su transformación en conocimiento.
No se puede pensar en vacío. Pensamos sobre hechos y cuestiones tangibles. En la enseñanza obligatoria los contenidos se transforman en la causa y el efecto de la actividad pensante. La filosofía que guía el desarrollo de competencias en las últimas leyes educativas nos orienta a unmodelo integrado en la enseñanza. Robert Swartz, denomina a esta forma de desarrollarlo con una propuesta muy gráfica : Infusión. Es decir, la integración de la enseñanza de las habilidades de pensamiento en la enseñanza de contenidos curriculares. De este modo, por medio del desarrollo de estrategias TBL en el aula se mejora la capacidad de pensamiento de los alumnos y a su vez, pensar más y mejor, potencia el aprendizaje de contenidos, retroalimentando nuevas formas de pensar:cerebro y aprendizaje en constante re-estructuración morfológica y funcional.
Desde mi concepción práctica, el TBL no se trata de una nueva metodología. De hecho, Sócrates (los patrones de pensamiento), Aristóteles (la noción de silogismo) o Bacon (el método científico) –por poner unos ejemplos– las utilizaban hace cientos de años como estrategia de enseñanza. Más bien consiste en una serie de estrategias que se integran perfectamente dentro de cualquier método que promueva la actividad del alumnado.
Aportaciones respecto al alumnado:
- Les hace conscientes de su capacidad de aprender a aprender.
- Refuerza su pensamiento crítico y creativo, a la vez que empodera su desarrollo emocional.
- Les vuelve más reflexivos y menos impulsivos para aprender y para actuar en su vida cotidiana.
- Valoriza sus ideas y opiniones, creando un ambiente proclive a la tolerancia y la crítica constructiva.
- Les hace cómplices de la estrategia a seguir al explicitar el modo de llegar al aprendizaje.
- Aumenta su desarrollo cognitivo al establecer más nódulos y puentes neuronales.
Aportaciones respecto al currículum:
- Elimina superficialidad y pobreza efectiva a los contenidos curriculares, ayudándoles a transformarlos en conocimiento auténtico y profundo.
- Provee de globalidad e integración a los contenidos y disciplinas, lo cual ayuda a pensar más sobre lo que están aprendiendo.
- Incluye los procesos de evaluación integrados en los de aprendizaje, al formar parte inseparable de las rutinas y hábitos.
EXPLORO
¿Cómo guiar a nuestro alumnado en el proceso de “aprender a pensar”?
Según el extraordinario trabajo Aprendizaje Basado en el Pensamiento (TBL). Cómo desarrollar en los alumnos las competencias del siglo XXI (Robert Swartz, Arthur Costa, Barry Beyer, Rebecca Reagan y Bena Kallick), el desarrollo de estas técnicas de aprendizaje, podemos dividirlo en tres fases (siempre integradas en la práctica curricular):
Fase 1
En esta fase se trata que ofrezcamos a nuestros alumnos procedimientos reflexivos específicos seleccionados para un ejercicio de pensamiento determinado. El objetivo es que conozcan, utilicen, entrenen y jueguen con patrones de pensamiento que en TBL se denominan “Destrezas de pensamiento”. Las destrezas de pensamiento son estrategias que les guiarán y les harán visibles qué y cómo piensan. Estas destrezas se suelen apoyar en organizadores gráficos. Hay decenas de ellas en internet. En un breve vídeo al final del artículo he recogido alguna de ellas.
Fase 2
En esta segunda fase, una vez guía al alumnado en el manejo de las destrezas de pensamiento, se sistematizan mediante rutinas integradas en la actividad diaria del aula. Este hábito llevará a los alumnos de modo automático y sin esfuerzo a crear conductas asentadas, variadas y productivas de reflexión relacionadas con el hecho de pensar. Es decir, crearán hábitos de pensamiento que le serán eficaces para la tarea de aprender.
Fase 3
Estas fases no se suceden, sino que se trabajan al unísono en una secuencia planificada en espiral que recoge la tercera acción: la reflexión metacognitiva. Se trata que los alumnos y alumnas continúen, no sólo generando destrezas y habituándose a ellas, sino valorándolas de manera individual como las más adecuadas para cada uno y cada situación. Un proceso interrogativo general que les hace visible lo que se les pide y el plan como lo llevan a cabo. Qué he aprendido, qué pasos he realizado, para qué me ha servido y cuándo puedo utilizarlo. Este último paso se traduce como el más importante del proceso porque permite producir la transferencia, tanto de las destrezas y hábitos utilizados como de los conocimientos adquiridos, a otros contextos, situaciones o necesidades del aprendiente.
CONCLUSIONES
Y
EPÍLOGO
α
Cuanto más explícita es la enseñanza del pensamiento, más efectiva resulta.
β
Cuanto más se reflexiona en el aula, más se valora la capacidad y la utilidad de pensar.
γ
Cuanto más se integran las dinámicas en los contenidos curriculares, más se refuerzan las competencias de manera transversal.
En los últimos tiempos escuchamos la necesidad de reformar la educación y vemos cómo, sistemáticamente, cometemos los mismos errores una vez tras otra:
Mejorar la educación lo igualamos a elevar el nivel de exigencia conceptual,
pero NO cognitiva.
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