APRENDER MEJOR FUERA QUE DENTRO

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En muchas de las conversaciones mantenidas con mis alumnos de primero de grado universitario, suele salir una frase como imagen demoledora para la institución escolar: aprendemos más fuera que dentro.

Realmente es un tema que me preocupa por toda la inversión de esfuerzo, tiempo y dinero que se pone en educación reglada y , aparentemente, los resultados que arroja.
¿Seremos todos los implicados capaces de revertir esto?

Son muchas y complejas las causas, pero, a modo de resumen extraigo algunas, que se pueden entrever en algunas de las frases que mis alumnos me repiten:

- Juan: Lo que estudiamos es inútil para nuestra vida.  
Evidencia un divorcio entre realidad y escuela.


- Patricia:  Entrar al instituto es como meterte en otra dimensión. Mis intereses se quedan fuera, es más, son mal vistos dentro. 
El interés de los jóvenes está en otros temas que no se miran por asignaturas.


- Natalia: Yo no me complico. Vengo, atiendo a lo que me cuentan, hago ejercicios, memorizo y suelto en el examen. Nadie me pide más.  
Han asimilado perfectamente la cultura transmisora y reproductora. Son dóciles ciudadanos a los que premiamos con sobresaliente.


- Jorge: Por más que me empeñe, soy incapaz de aprender todo lo que pone en mis libros. ¿Para qué intentarlo?
La idea de un currículo extenso, repetitivo y alejado, hace una desafección hacia el mismo difícil de superar.


- Pery: Las clases son como un laboratorio. Todo lo que allí ocurre es simulado.
La falta de aprendizajes basados en la experiencia de los alumnos, eliminan la posibilidad de un tener experiencias de aprendizajes significativos y memorables.

-- Tomás:  Los profesores no escuchan nuestras ideas, solamente les gusta escuchar las suyas.
La jerarquía de poder en cuanto a la validez de los contenidos, aleja a los alumnos de la participación constructiva de su propio conocimiento.


- Carol: Cuando me doy cuenta de todo lo que estudié, y el poco uso que le doy...

Mañana, miércoles 26 de agosto, en ined21.com publico un artículo en el que reflexiono sobre ello.

"Todavía hoy, los docentes somos los “dueños” del aula. Compartamos propiedad con nuestro alumnado y con la sociedad. Afrontemos juntos el reto que aúne la educación formal, la no formal y la informal en un nuevo paradigma que reformule las antiguas diferencias entre ellas. Apostemos por una educación global, plena y sin etiquetas."




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