¡Que no crezcan mis hijos! o el Síndrome PATERNO de Peter Pan.

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Hace unos días hablaba con un amigo sobre el famoso 3+2 que ha convulsionado a todas las familias con hijos en  puertas de entrar en la universidad. Él, como yo, tenemos hijos en 1º de bachillerato y otros en la Universidad. Hasta hace unos días nos las contábamos muy felices, pues a nuestros hijos no les había pillado la reforma LOMCE, y parece ser que podrían acabar y hacer la PAU sin más reválidas que las ya impuestas hasta ahora, que no son pocas.



¡Ahora van y  nos desasosiegan con el 3+2!


El 3+2 ya estaba inventado- le dije. Yo soy un producto 3+2. Estudié magisterio (para darle bombo le llamaron Diplomado en profesorado de EGB) y luego hice una carrera de segundo ciclo Psicopedagogía) con la que acabé siendo Lincenciado en Psicopedagogía (amén de otros curso de post grado como experto universitario y  máster). Pero, a pesar de parecer lo mismo- agregué- no lo es. Ahora  no hemos vuelto al mismo punto de inicio.

Le comenté que entre medias de los estudios de nuestros coetáneos y éstos  llegó el Plan Bolonia. Traía bajo el brazo una supuesta atención individualizada al alumnado. Al mismo tiempo llegó  «La crisis», con lo cual, esa atención individualizada al alumnado se fue al garete. Nunca se pudo realizar por falta de recursos humanos. Los grupos más pequeños de alumnos en mis clases universitarias han sido siempre de 70 alumnos. Individualiza-qué?..por mucho que me empeñe. El plan Bolonia trajo los grados: todas (casi todas) las carreras a 4 años e igualación (por el método tabla rasa, posiblemente para contentar a facultades) para licenciaturas y diplomaturas. También llegaron las primeras grandes subidas en las tasas universitarias para nuestros hijos e hijas.

Este cambio nos ha acostumbrado a que los Graduados, antes o después, pasaran por un máster, y así continuábamos en los cinco años mínimos de estancia universitaria para cualquier profesional superior.

Con el 3+2, volvemos a lo de toda la vida, pero  ahora para todas las carrreras. Sí,  es más barata en su estructura básica, pero se trata de una educación de rebajas. Los nuevos graduados se colocarán como la marca blanca universitaria, en las estanterías inferiores. La mano de obra menos cualificada, la más barata. 

Es cierto que nuestros hijos pueden seguir estudiando (como ya nos habían acostumbrado a los másteres...parece normal) y  llegar a los niveles educativos y profesionales de los antiguos licenciados, Eso sí, gastando 5 veces más que antes. Parece que el único nexo de unión entre reforma y reforma haya sido encarecer la educación superior. 

Seguíamos conversando mi compañero y yo con el siguiente argumento: Algunos de nuestros hijos no podrán estudiar por causas puramente económicas. Los que tenemos dos hijos estudiando en la Universidad , las tasas de grado nos costarán entre 4000  y 5000 euros anuales. Cuando quieran  hacer el máster , rondaremos los 9000 euros. Si se marchan fuera a hacerlo ( algo probable), calcula la friolera de 10-12 mil euros al año, directos!!...

Y ya, atónitos,  lo dejamos. Dejamos de hacer cálculos y sólo nos dieron ganas de despotricar cuando comenzamos a hablar de la escasez de becas, de las diferencias que acarreará la flexibilidad de la medida 3+2 entre unas universidades y otras,...y  de la adolescencia de nuestros hijos o el síndrome de Peter Pan. 


Acabamos, admitiendo que el síndrome de Peter Pan  era paterno,  suspirando con una amplia sonrisa: Con lo bien que estábamos cuando eran pequeños!! 


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