LA INDESEABLE PROPORCIONALIDAD DIRECTA

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© Thomas Slatin for openphoto.net
Cómo me gustaría que las matemáticas fallaran. Que la proporcionalidad fuera, en este caso inversa:«A más.., menos...» o «A menos.., más...» . 

Hoy me gustaría comentar el curioso paralelismo entre fracaso escolar y paro laboral. Y escribo esto porque, de vez en cuando, aparecen noticias sobre el «abandono escolar temprano» y las medidas para su mejora.

El abandono escolar es, desgraciadamente, sólo un indicador educativo «que inventó»,  la Unión Europea para comparar la formación que reciben los jóvenes y poder hacer previsiones del "futuro capital humano" con el que cuenta cada país. Una vez más, dirigiendo mirando la educación con «objetivos y terminología» extraída del argot del mundo económico y buscando (lógicamente) soluciones económicas y descentradas de las las acciones educativas...que verdaderamente es lo que interesaría.
Para suerte de males, en España, cuando hablamos de abandono temprano no nos referimos al mismo concepto que marcó la Agenda de Lisboa, es decir  a "lograr que el promedio de abandono escolar temprano de los países miembros fuese del 10% en 2010, o lo que es lo mismo que  el 90% de los jóvenes, entre 18 y 24 años esté cursando o tenga estudios superiores a los mínimos obligatorios". No. En España, cuando hablamos de abandono escolar temprano nos referimos al algo mucho más sangrante: el abandono prematuro antes de finalizar la enseñanza obligatoria. Y ese concepto,perdonadme si me equivoco, es mucho más parecido al concepto fracaso escolar que al simple indicador socio-económico. 
Es aquí cuando encuentro el dramático paralelismo matemático. 25/25: 


25% de abandono prematuro de la enseñanza obligatoria y 25% de paro.

Sí, no nos engañemos, abandonar el sistema educativo, no por elegir otras opciones formativas, si no por desencanto, imposibilidad y decepción de su utilidad...es un fracaso escolar con mayúsculas. Un fracaso escolar del sistema, por muchos eufemismos que utilicemos: el fracaso (repito) de no saber dar respuesta a las necesidades educativas de la población. ¿De toda? Sí, de toda la población. De toda, porque una población que en su conjunto carece de lo que hemos denominado "básicos educativos" es una población fracasada, no preparada competencialmente (ni dispuesta anímicamente)  para afrontar los retos sociales y laborales que le esperan dentro de 20 años. Esta situación le convierta a la vez en una sociedad manipulable y frágil. ¿Interesa? ¿a quién?. Pues espero que no haya ninguna mente perversa que levante la mano.
Es por eso, que en este post me  interesan más que datos estadísticos las múltiples realidades humanas. En estos informes y noticias, en estos datos de macroeconomía europea.. ¿Dónde se habla de los  individuos?¿Dónde se habla los motivos de ese fracaso? En ninguno.¿Se conocen? Pues claro!!
El abandono escolar es un drama siempre (consciente o inconsciente) para familias y personas. Incluso para las familias menos motivadas por el sistema educativo no se conformarían con que sus hijos lo abandonaran si , simplemente tuvieran la percepción de que la "escuela" (léase en sentido amplio) es útil para su vida, es su aliada para construir futuro. Pero no es así.. o no sabemos (los que tenemos responsabilidades educativas) hacérselo ver. Algo ocurre.

¿Por qué si no, los chicos y chicas que no quieren ir al instituto o a la escuela..luego son "recogidos" (y les gusta) por asociaciones sin ánimo de lucro, obras sociales, servicios socoeducativos municipales, etc?.  En realidad a las instituciones educativas les interesa esta derivación por un hecho muy simple: ya no suman en nuestras cuentas del próximo año como fracaso. Ya está fuera.  Ya hemos vuelto al principio: la dictadura de las cifras.  Lo sorprendente es que éste hecho numérico demuestra  la incapacidad misma del sistema, pero su expresión matemática, fría  y distante hace que parezca un dato alejado a la responsabilidad de quién lo maneja.

Aprovecho la ocasión para reivindicar la necesaria labor de los educadores sociales (como expertos de lo informal) y su ninguneo en el sistema educativo. ¿No sería posible una integración laboral y formativa de la enseñanza formal y la informal? Hoy la linea que separa «lo formal» de «lo informal» es cada vez  ( por suerte) más delgada. La atalaya, de las instituciones formales, está abriendo las puertas y tendiendo puentes por el foso que la separa de la informal, de la calle.Las pocas experiencias que hay en este sentido, hablan siempre de éxito.

Los administradores educativos, a cambio hacen una "feliz" gestión del fracaso. Esa gestión echa la culpa al mercado laboral, a la recuperación del mismo, a los modelos televisivos... Y se curan en salud a través de inversiones millonarias, sin darse cuenta que no se trata tanto del cuánto, si no de cómo y el para qué. Se trata de cambiar el modelo , no de hacer más de lo mismo: refuerzo curricular, medidas fuera del centro, programas excluyentes... Modelos que ya han fracasado. Adelantarlos en la edad, desviarlos fuera de los centros educativos... solo supone una mayor exclusión. Podemos argumentar que el abandono temprano del sistema educativo es una manera de auto-exclusión, pero exclusión al fin y al cabo. Una exclusión cuya  responsabilidad no puede recaer sólo en el alumnado (alumnos con animadversión a los estudios, decimos, como si la animadversión fuera intrínseca) y sus familias. Algo tenemos que decir el profesorado, mucho  los gestores de los centros y los responsables de las instituciones educativas; y mucho, mucho más los responsables de las políticas educativas.

No se nos puede olvidar que la inclusión no es un principio. Es un derecho.Cada acción que signifique excluir estamos vulnerando los derechos humanos.


¿Podremos hablar alguna vez de la proporción inversa entre el sistema educativo y laboral? 


A menos abandono escolar prematuro, mayor y mejor inserción laboral.

Esperaremos. Otra Cultura Escolar Si Es Posible






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