Aproximación a una evaluación disruptiva.
No por muy citada deja de tener vigencia la afirmación del profesor Santos Guerra "Dime cómo evalúas y te diré que tipo de profesional y de persona eres". También la podemos leer como «dime como evalúas y te diré cómo enseñas». Enseñanza y evaluación son dos caras de la misma moneda: El aprendizaje.
Pongamos por delante que los docentes estamos condicionados en nuestra práctica de evaluación por una serie de actuaciones organizativas, legales, sociales, administrativas (calificaciones, promociones, titulaciones...,) que no podemos soslayar. Pero la primera acción para cualquier cambio debe ser «¡fuera la queja!».
Todo docente sabemos que en las sesiones de evaluación se manejan dos fases: una es el de comprobación de los resultados de aprendizajes realizados (cantar las notas) y la otra es el de la explicación que se le da a dichos resultados (que se reduce a proporcionar frases limitantes y autoconsoladoras de tipo "no estudia, no tiene interés o debe ponerse la pilas)
¿Para qué sirve la evaluación?
Dice Santos Guerra que sirve tiene valor de uso (para aprender) y valor de intercambio ( para promocionar o titular): Cuando predomina el valor de uso, lo que importa de verdad es el aprendizaje. Cuando tiene una gran incidencia el valor de cambio es porque lo único que de verdad importa es aprobar.
Toda actividad docente no es inocua, desvela concepciones concretas de lo que es enseñar y lo que es aprender. La evaluación no se queda al margen de esta afirmación. Cuando miramos la evaluación con miopía igualamos evaluación con calificación. Desde unas miras más amplias, evaluación se iguala a aprendizaje.
Evaluación estandarizada vs Evaluación personalizada.
Tampoco pierde su valor otra afirmación que escuchamos frecuentemente: El anacronismo se ha instalado en el sistema educativo. Es evidente que estamos en un momento de cambio de paradigma, el cual implica un cambio de concepciones y roles de los actores educativos. En este momento evolutivo, de mestizaje metodológico, la actualización de teorías como el conductismo y cognitivismo deben convivir con los modelos de aprendizaje social, constructivo, conectado y horizontal. Son estos últimos los que se han instalado como la acción educativa visible de ese modelo de cambio, que es consecuencia y resultado de toda una historia acumulada de todas las mencionadas teorías pedagógicas.
Hace unos días leo a Salvador Rodriguez Ojancos que tuitea desde #WISE14 una frase de Paul Tough. Hemos fomentado los habilidades incorrectas en nuestros niños. Debemos parar con la obsesión x las pruebas estandarizadas” y me asalta ineludiblemente una duda que debo indagar ¿Es posible una evaluación estandarizada y homogénea en tiempos de la Educación Disruptiva?
Especificaciones de los criterios de evaluación
que permiten definir los resultados de aprendizaje y que concretan lo que el
alumno debe saber, comprender, y saber hacer en cada área.
Deben ser observables, medibles y evaluables y permitir graduar el rendimiento o logro alcanzado.
Su diseño debe contribuir y facilitar el diseño de pruebas estandarizadas y comparables.
(Decreto 198 2014 de 5 de septiembre , BORM)
De su definición y características extraigo varias ideas:
- Los estándares de aprendizaje, a pesar del sustantivo adjetivado «aprendizaje», realmente son un instrumento para evaluar. Su objetivo es medir y comparar.
- ¿Qué es lo que pretenden medir y evaluar? Lo que el alumno debe saber, comprender y hacer a una determinada edad.
Si echamos un vistazo los estándares, fomentan la medición de habilidades de pensamiento de orden inferior pues concretan aprendizajes en los que hay un porcentaje altísimo de «conocimientos saber», y unos pocos de «conocimientos comprender» /«conocimientos hacer».
- Me sorprende que el interés de que sean «observables», se ciñe a que «permitan graduar el rendimiento o logro alcanzado», y no que posibiliten la mejora de sus aprendizajes.
- Por último, que su explicitación en las propuestas curriculares, contribuyan y faciliten, la realización de «pruebas estandarizadas (para todos iguales) y comparables (de unos alumnos con otros, en cualquier contexto, en cualquier situación).
- ¿Aceptamos la diversidad de nuestro alumnado como realidad y como valor?
- ¿Aceptamos que no todos aprendemos al mismo tiempo, al mismo ritmo , pero que eso no resta un ápice a nuestra capacidad de aprender?
- ¿Aceptamos que equidad es evaluar a cada uno de acuerdo a su forma de aprender?
- ¿Aceptamos que es imposible realizar evaluaciones estándares en personas diferentes?
EVALUACIÓN DISRUPTIVA PARA UNA ENSEÑANZA DISRUPTIVA.
¿Es posible estandarizar los aprendizajes en tiempos de educación disruptiva y obicua?
El cambio en la evaluación es irremediable. Si partimos que los aprendizajes son continuos, horizontales y desjerarquizados; que en ellos..la información es plural; los contenidos forman una amalgama entre los formales, los no formales y lo informales; si lo que pensamos es diverso, lo que hablamos, escribimos, y compartimos,...es abierto... ¿cómo compararlo por medio de pruebas estandarizadas?
Siendo coherente, pues, la disrupción evaluativa deberá tener esas mismas características: continua, horizontal, desjerarquizada, plural, personalizada, diversa, abierta...
Iniciativas como portfolio, evaluación por pares, rúbricas personalizadas, reflexiones grupal, evaluadores diversos, evaluación-aprendizaje,...nos alejan de la ciencia ficción y nos ponen en el posibilismo real.
Quizás, y sólo quizás, en un tiempo no muy lejano, tendremos que cambiar la concepción postindustrial de necesidad de «aprendizajes certificados» mediante un título. Quizás, y sólo quizás, desaparecerán las «instituciones acreditadoras» de aprendizajes. Quizás, y sólo quizás, los «instructores» serán líderes culturales, pensadores reflexivos, inductores de preguntas, incluso, sin tener que ser homologados por ninguna agencia.
¿Es momento de romper con la evaluación tal como la conocemos hasta ahora?
Otro tiempo. Nuevos tiempos.
La educación, el acto de transmitir una enseñanza, es un proceso que debe adecuarse a cada persona. Para que se produzca un aprendizaje deben confluir cuatro factores: que el maestro sea el adecuado, que el alumno también lo sea, que la enseñanza sea la correcta y que se lleve a cabo en el lugar y el momento oportuno. Si estos factores no están en armonía, la enseñanza no se producirá o será incompleta e incluso contraproducente. Pero está conjunción de circunstancias es difícilmente conseguible en una educación de tipo escolar, al menos tal y como está concebida ahora la escuela. Es más fácil que suceda en una educación tutorial.
ResponderEliminarEn este momento histórico, en esta sociedad, no es posible prescindir de la escuela. Mejor dicho, no hay muchos que puedan prescindir de ella. Pero es evidente que la escuela tiene que cambiar. La propuesta es que los cambios vayan orientados hacia un sistema en el que cada persona pueda encontrar el tutor que necesita; es decir, que vayan orientados a conseguir que la educación sea mucho más personalizada.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/desescolarizacion
Gracias por tu comentario, que añade reflexión al artículo. Me gusta EDUCACIÓN TUTORIAL
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