EDUCACIÓN. SIN ADJETIVOS

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Quizás llevamos tanto tiempo buscando un remedio para la maltrecha educación, que nos hemos empeñado en buscarle adjetivos que la decoren.

Compensatoria, emocional, integral, ordinaria, diferenciada, inclusiva, especial...

La superespecialización definitoria de la sociedad neoliberal  en la que vivimos nos ha hecho empeñarnos en crear  "educaciones especiales", que cubrieran el hueco a modo de espejismo,  de aquello que no hemos sido capaces de hacer en este lado del espejo..en el real.

http://blogvict.blogspot.com.es/2010/04/espejismos.html
Tanto tiempo buscando brillos en el espejo, y resulta que cuando hemos mirado de frente , hemos visto que no devolvía ninguna imagen  y hemos acabado por temer ( tener miedo) a la educación, a secas, a la educación sin adjetivos.

"La escuela y las instituciones educativas tienen unas funciones muy concretas que cumplir. A veces no son capaces de realizarlas en el tiempo, la organización y los sistemas establecidos. Para demostrar preocupación, crean otros sistemas que son un espejo de lo que deberían hacer y no hacen. Pero este nuevo planteamiento se convierte en un espejismo, pues sólo sirve para parecer que se realiza, aunque en realidad continúa sin desarrollar su función principal"
Hace unos días  @jgabelas compartía esta diálogo twitter conmigo:


La educación no necesitaría el adjetivo ( refiriéndose a el adjetivo inclusiva). https://t.co/kzrFi33LsL, y haciendo alusión a mi artículo en Ined21.com sobre educación inclusiva. Agradezco el comentario para que me ayude a dejar claro que mi posición es tajante: La educación no necesita adjetivos. Así lo reflejan casi todos mis artículos y post sobre éste, y otros temas.

Los estudios sobre  neurología lo han demostrado suficientemente: Sólo hay una forma de aprender, "aprender es un proceso universal y único en nuestro cerebro" y por lo tanto, una única forma de enseñar, eso sí, con múltiples caminos. (del minuto 4:28 al 4:53)




"La mayoría de los argumentos en contra de la inclusión parecen tener una sola suposición no declarada: Todos los estudiantes de educación especial necesitan un ambiente de aprendizaje completamente diferente, casi herméticamente sellado. Como educador de estudiantes con una variedad de capacidades y discapacidades, puedo decir que esto es sólo no es así. Ellos pueden necesitar más tiempo para completar sus tareas. Ellos pueden necesitar ayuda intensiva en temas específicos. Pero rara vez necesitan métodos o tecnologías de enseñanza especiales o exóticos.
De hecho, he descubierto que soy más eficaz cuando evito tales métodos y concentrarse en las fortalezas de mis alumnos: la forma en que han aprendido lo que ya saben; forma en que realmente procesan la información. Una vez que resolver esto, puedo estructurar mis lecciones para aprovechar sus métodos más eficientes."
Todo esto me hace ver con mucha extrañeza que hace unos días se publicaran encuestas sobre las necesidades requeridas por los docentes de secundaria para su formación (un twitt compartido por mi amigo @Gorkaprofe pic.twitter.com/vkuPWJrY1v en la que se reclamaba una formación especializada para poder enseñar a alumnos que presenten necesidades educativas especiales. Seguramente el profesorado de secundaria lo que reclama es una formación general en pedagogía. 



Todos los que leéis mis post sabéis que también pienso que en formación del profesorado nos quedamos anclados en el siglo XX, y ya es hora de proporcionar miradas diferentes y actuales. La formación inicial y continua de los docentes ( primaria y, especialmente secundaria), debe cambiar si queremos dar un vuelco a la enseñanza tradicional. 

Una formación que, en lineas generales, es el escaparate de todos los vicios que luego reproducimos en nuestro alumnado.

¿Y cómo es? ¿Qué significa enseñanza tradicional para mi? 

Pues la que se basa en  pupitres y niños anclados e impasibles; en escucha  de discursos monótonos y monocordes. Una educación  donde unos transmiten y otros reciben conocimientos aparentes, que no son más que información. LLamo enseñanza tradicional a la  educación homogénea y estandarizada, donde lo importante es el resultado y no el proceso, basada en libro de texto y ejercicios de papel y lápiz. La educación tradicional es individualizada;  proporciona respuestas que hay que memorizar ( con datos, fechas  y acontecimientos) y no  formula preguntas, que inviten a pensar. En la educación que llamo tradicional no se ofrecen posibilidades de elección de salida , ni opciones de recorrido y  ni alternativas en la llegada.  Una educación que no late, que tiene un ritmo plano, es una educación muerta.

Una enseñanza,al fin y al cabo..que necesita adjetivos  para definirla, para darle brillo, cuando en realidad, lo que deberíamos estar  reclamando es simplemente educación , sin adjetivos. Sin pleonasmos, la educación es siempre inclusiva. 

Apostaremos por la mejor EDUCACIÓN para todos, que supere lo ordinario y se transforme en extraordinaria.


2 comentarios

  1. Interesantísima lectura que nos invita a reflexionar una vez más. Para mi humilde opinión, el problema viene desde la formación inicial del profesorado, agravándose con que no contamos con una formación continua adecuada que nos de la llave de ese ansiado cambio. En efecto, lo que describes como enseñanza tradicional es la misma que llevo viendo en mis once años de servicio (salvo pequeñas excepciones). Una educación que como bien dices no late y por desgracia seguimos necesitando adornar con adjetivos. No obstante, debemos ser positivos y pensar que el cambio lo tenemos cada vez más cerca. Seguiremos apostando!!! Enhorabuena! Un saludo.

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  2. Muchas gracias Eva. Cierto . Somo positivos. Somos optimistas y no nos rendiremos hasta llegar al deseado cambio. Saludos.

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